¡Te quiero! se oye decir a Bartolomé. Y seguidamente,
Margarita, le contesta: ¡Yo también te quiero!.
Después de unos instantes, Margarita, sigue comentando: Es
duro pensar que tus padres nunca se han dicho esto. Y es más duro pensar que
tus padres nunca se han dirigido la palabra en toda su vida.
Margarita está en lo cierto. Los padres de Bartolomé, en
toda su vida se han dicho ni una sola frase, a pesar de ser normales y no tener
defecto físico que les impidiera tal hecho.
¿Cómo es posible? ¿Cuál es "el misterio" de este caso?
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