domingo, 20 de octubre de 2013

JUSTIFICACIÓN



Necesitamos mejorar la ortografía de nuestro alumnado, para cumplir con objetivos básicos de la educación obligatoria y para aumentar la eficacia de los procesos de enseñanza y subir su autoestima.

Algunos autores afirman  que conociendo quince palabras se domina... ¡el 30% de los errores! Y conociendo 67, ¡los errores disminuyen un 60%!
Por tanto, es posible que nuestro alumnado mejore espectacularmente si domina las palabras que más se utilizan y mayor número de errores provocan.

Es necesario partir de una evaluación inicial.
La mejor manera de evaluar un alumno/a es medir el tanto por ciento de faltas ortográficas que realiza en un momento dado y, un tiempo después, medir la disminución de ese tanto por ciento.
Para hacerlo se pueden coger textos diversos y contar el número de palabras mal escritas (si en una misma palabra se han hecho tres faltas sólo cuenta como un solo error: el problema es que desconoce aquella palabra), lo multiplicamos por cien y lo dividimos por el número total de palabras. De esta manera obtendremos el tanto por ciento de errores de aquel alumno/a concreto. Para que el resultado sea significativo tenemos que evaluar a partir de un mínimo de trescientas palabras (podemos usar más de un texto del mismo niño/a).
Es conveniente explicitar al alumno/a cuántas faltas hace y decirle que se espera que las reduzca.
Esto ayuda a que el alumnado entienda que debe focalizar su atención y abandone un papel pasivo.

Enseñar el proceso mental ortográfico correcto debe ser nuestra prioridad.

Vamos a enseñar un proceso, no un conjunto de normas, un vocabulario o unos trucos para escribir mejor. Cuando dominen el proceso de forma automática, su mejora será continua, igual que les ocurre a todas las personas que tienen buena ortografía: pueden o no conocer una palabra, pero cuando la ven escrita ya no la olvidan.
Dotar a nuestro alumnado de una estrategia que procese todo el vocabulario al que tengan acceso es dotarlos de la posibilidad de mejorar tanto ahora como en el futuro. Además este proceso estará disponible para todas las lenguas que estudien, puesto que el proceso mental siempre es el mismo para la mayoría de idiomas.

Consiste en aprender a visualizar la palabra (grafía) y no el objeto que representa cuando se escuah una palabra o cuando se piensa en ella porque hay que escribirlo.

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